El cáncer de mama marcó la vida de Isabel Centeno, egresada de la Lic. Psicología en la Universidad del Noreste, esta enfermedad le dio un giro de 180 grados a su profesión.
Quien se describe como una persona inquieta a la cual le gusta aprender y relacionarse con otras personas además de que tiene una especie de adicción por los nuevos retos y las cosas que ponen a prueba sus habilidades vivió las consecuencias de un cáncer en su familia y en su persona, lo que la llevó a relacionarse con este padecimiento.
En esta etapa de su vida, Isabel descubrió su nueva pasión, una con la que no solo está cerca de otras personas, sino que, los ayuda a mejorar su calidad de vida.
“Digamos que una vez que llegó el cáncer no se ha ido del todo y aunque al principio me pareció que, aunque se avanzaba mucho en la medicina y en la ciencia y la investigación para tratar este padecimiento, las emociones, la psicología de la enfermedad iba muchos pasos atrás, a pesar de que se trataba cada vez mejor, había muchos avances en la medicina en cómo se trataba el padecimiento, sin embargo, a nivel apoyo emocional seguía sin considerarse algo importante y a raíz de eso fue que yo pensé que quería apoyar a las personas que pasan por esta enfermedad”.
Comentó que, algo que le parece retador es poder apoyar a sus pacientes para que encuentren un propósito para seguir viviendo, pues, refiere que, cuando una persona está en la etapa final de su vida lo sabe, y ayudarle a seguir encontrando una razón para seguir o bien encontrar la paz psicológica, social y espiritual la confronta a ella con su propia muerte y con su vulnerabilidad.
Durante su camino en el área oncológica, Isabel Centeno logró patentar su propia marca de escritura terapéutica, recordando que su primer escrito fue cuando una amiga personal le pidió escribir un fragmento de su vida, actividad que la hizo sentir liberada y por ello nació su inquietud en la escritura.
Indicó que, la escritura terapéutica, tuvo sus inicios en los años 80 s por lo que ella comenzó a experimentar con ejercicios y talleres, asegurando que este ejercicio puede ayudar a los pacientes a tener bienestar.
Isabel forma parte del consejo de administración en dos fundaciones, Elisabeth Kübler-Ross y Unidas Contigo, a la primera llegó como docente impartiendo talleres que hasta el día de hoy están a su cargo, y en la segunda, su primer acercamiento fue como familiar de una paciente, posteriormente como paciente, con el paso del tiempo fue la presidenta, apoyó y finalmente como colaboradora activa en el consejo en donde tiene la posibilidad de ayudar a más mujeres que luchan contra el cáncer.
Además, en la fundación Elisabeth Kübler-Ross, ha tenido la oportunidad de entrenar a profesionales de la salud en el tema oncológico, lo que asegura le da mucha satisfacción pues significa que los profesionales buscan dar la mejor atención a sus pacientes tanto de forma médica como humana.
Este camino no ha sido tan fácil para nuestra egresada quien ha vivido momentos complicados señalando que lo que más le cuesta aceptar es la parte administrativa dentro de un proceso de tratamiento contra el cáncer, asegurando que lamentablemente la burocracia alenta y limita las atenciones a los diferentes sectores de la sociedad.
“Lo que a veces me cuesta son las partes administrativas de los entornos, los sistemas en los que está inmersa la atención, me desespera que no atiendan a alguien, me desespera mucho que lleguen pacientes y me cuenten cosas que pasan en otros hospitales, en otros lugares, eso me genera mucha impotencia, indignación, la burocracia de algunos sistemas de salud y la disparidad, el hecho de que no todos tengamos derecho a la misma calidad de medicina, a la misma calidad de cuidado a veces por la colonia en la que nacimos, por la familia en la que crecimos y obviamente por la economía que conlleva la zona postal en la que nacimos eso me cuesta mucho trabajo, y no voy a dejar de luchar desde donde pueda para que trate de ser menos desigual la atención”
Durante su trayectoria en el ámbito oncológico, Isabel ha tenido colaboraciones con países como Canadá, España y Estados Unidos puntualizando que ha llegado a ellos a través de las fundaciones en las que participa a nivel internacional.
La orgullosa egresada de la Lic. Psicología de la UNE considera que hoy por hoy recibe más de lo que da, toda vez que ha podido conocer otros sistemas de salud y otras formas de llevar la psicología oncológica a sus pacientes al poder participar en proyectos de otros países.
Un consejo que deja a las futuras generaciones, es justo el no encapsular su educación en un solo país subrayando que no es necesario estar físicamente en otro lugar para obtener o ampliar los conocimientos debidos.
“Siento que recibo más de lo que doy, es justamente el tener otras perspectivas, tener otras maneras de trabajar, aprender de otros sistemas de salud y es algo a lo que yo invitaría a las nuevas generaciones que no se queden solo en México no es que tengan que irse a otra ciudad, yo todo lo he hecho aquí, pero los estudios los he combinado con España, encuentro muy valiosa la perspectiva de ese país y de Canadá, donde les tenemos muchas cosas que aprender”
Por último, a las familias con pacientes con algún tipo de cáncer los invita a escuchar y respetar las decisiones de sus seres amados para brindarles así la mejor calidad de vida posible.
“Visibilizar a las personas que están al final de la vida, escucharlas y saber que quieren y cómo desean vivir el final de sus días y respetar”.